La llamada del planeta

Desde que empezó el confinamiento he pensado mucho en las ballenas y los tiburones con los que he buceado, en los conejitos que me encontraba en el campo cuando salía a correr, en las gaviotas que descansaban en la orilla del mar en verano, en los leones y las jirafas que he contemplado en el Masái Mara…  y me he preguntado qué pensarán ahora todos esos animales, y sobre todo me imagino cuánto estarán disfrutando mientras la humanidad parece haber desaparecido. 

Cada día me lo recuerdan los cánticos de los pájaros que resuenan en pleno centro de Madrid, o ese cielo lleno de estrellas que había desaparecido de las grandes ciudades.

Nuestro planeta llevaba mucho tiempo asfixiado debido al ritmo de vida que llevamos, totalmente letal para los ecosistemas y los recursos naturales. Sólo en estas últimas semanas en el continente europeo la atmósfera se ha limpiado notablemente de dióxido de carbono gracias al parón del tráfico. 

Desgraciadamente esta pandemia nos está sirviendo como ensayo para luchar contra el cambio climático: el planeta necesita que busquemos nuevos modelos de producción y obtención de energías, necesita que nos adaptemos a una forma de vida más sostenible y menos consumista. Para sobrevivir, nuestro planeta  necesita que todos pensemos más en él y nos quedemos más en casa. 

Creo que la parte positiva de esta cuarentena nos puede ayudar a abrir los ojos y a darnos cuenta de lo dañino que es el sistema de consumo que mueve el mundo. 

Es un buen momento para evolucionar y salir de la vorágine en la que habíamos convertido nuestra vida, recuperando un tiempo de mayor calidad con los que convivimos. La evolución está en nosotros mismos, en las personas. Aprovechando para todo eso que siempre nos hubiera gustado hacer: dormir, leer, pintar, cocinar… 

Laura Madrueño

Afortunadamente yo estoy disfrutando de todo ese tiempo que nos ha concedido el confinamiento para reinventarme haciendo deporte en casa (¡sin piscina, que es lo que peor llevo!), para probar con recetas de repostería que nunca se me han dado bien, para aprender a tocar la guitarra, para sacar fotos antiguas y que mis padres me cuenten cosas sobre los abuelos… 

En este post me gustaría compartir con vosotros una tabla para que entrenéis en casa y una receta de bizcocho integral… ¡sano y delicioso!

Por supuesto que echo de menos cosas, pero creo que es momento de pararse a pensar dónde nos estaba llevando nuestra manera de vivir y cambiar hábitos para garantizar un futuro a los que están por venir.  

Subaru Forester

Probablemente, después de repartir abrazos, lo primero que haga cuando todo esto acabe será irme a contemplar el mar en mi nuevo Subaru Forester Ecohybrid.

Receta bizcocho integral

Elaboración: 

Engrasamos el molde con AOVE (aceite de oliva virgen extra) y ponemos a precalentar el horno.  

Lo más sencillo de este bizcocho es que todas las medidas son la del tamaño del yogur. Lo más importante de este bizcocho es respetar el orden en el que mezclamos los ingredientes, por un lado los húmedos y por otro los secos. 

En un bol grande batimos los huevos hasta que estén espumosos. Añadimos el azúcar y volvemos a batir. Cuando esté homogénea la mezcla añadimos el yogur y mezclamos de nuevo. Añadimos el aceite y volvemos a mezclar. En otro bol tamizamos la harina y la levadura. Vamos mezclando los ingredientes secos con los húmedos en varias tandas hasta que se integren. A continuación añadimos los plátanos cortados en dados y la ralladura. 

Vertemos la masa en el recipiente y ponemos a hornear a 180º a media altura. En 30-35 min estará listo para que mañana comiences el día con una sonrisa :)

bizcocho Laura Madrueño

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