Andy Criere: «Todo tiene su lado positivo»

Cuando empezaron a sonar las alarmas de lo que sería una de las mayores crisis sanitarias de nuestros tiempos yo estaba recién llegado a Nueva Zelanda donde competiría en uno de los eventos más importantes del año. 

Recuerdo estar mirando las olas desde la duna cuando nos llegó un e-mail de la liga a todos los surfistas allí presentes. Al leer la noticia se nos quedó la misma cara de tontos porque la prueba quedaba pospuesta hasta nuevo aviso y, nosotros, a 20.000 km de casa… Mi primer pensamiento fue de “no me lo puedo creer” y después de dispersión total…

Con la idea de coger un poco de distancia y la situación decidí meterme al agua, al rato, mientras que esperaba mi siguiente ola, me di la vuelta para apreciar el paisaje me sentí agradecido de poder disfrutar de la naturaleza. En ese momento en el que me encontraba en un país que no era el mío, donde la situación era muy diferente al resto de países y en el que aún no nos habían llegado noticias que nos hicieran ser conscientes de lo que estaba pasando en el mundo, tomé la decisión de hacer un surf trip auténtico sin la presión de la competición, ni horarios preestablecidos. Entonces me junté con un equipo de competidores franceses que también tenían pensando quedarse y convertimos esa semana en una de las mejores experiencias de nuestras vidas.

Nueva Zelanda - Andy Criere

Llegó un momento en el que las noticias que me llegaban desde casa no eran nada alentadoras y siguiendo muy de cerca todas las restricciones que se estaban aplicando a gran velocidad en cuanto a desplazamientos, me di cuenta de que estábamos ante algo muy, muy serio. En ese momento mi cabeza estaba más en volverme a casa para estar cerca de los míos que de seguir viajando, así que empecé a buscar mi itinerario de vuelta. Fue todo un reto buscar la manera de volver a casa entre los vuelos que se cancelaban a patadas, países que prohibían la entrada y llamadas con la Embajada para asegurarme de que iba a poder aterrizar en Madrid

Al final, tuve que tomar decisiones y por suerte, todo salió bien.

Cuando aterricé en Madrid me sentí en casa. Lo único que tenía que hacer era subirme a mi Levorg que dejé aparcado en el parking del aeropuerto y conducir hasta el País Vasco. 

Subaru Levorg

Fue un alivio entrar en casa sano y salvo para estar cerca de mi familia. Una vez allí es cuando pude centrarme en la siguiente fase, aprovechar el espacio de tiempo del que disponía. Toda esta situación es nueva. Con el estilo de vida que llevo me cuesta parar. Lo primero que hice es tomármelo como un regalo y, en base a eso, actuar. Me ha sido muy difícil dejar de tener el contacto directo con el mar y la sensación de bienestar que genera una buena sesión de surf. Acostumbrado a esto en mi vida la primera semana no podía dormir porque no estaba nada cansado, más bien alterado…

Así que tuve que buscar la forma de conseguir un equilibrio para sentirme bien y dormir por las noches. Aprovechando que estaba en Hendaya (Francia) pude empezar a salir a correr al aire libre y eso me dio la vida. A estas sesiones de running les he ido implementando unas rutinas de entrenamiento que hago en casa y que no requieren de ningún material deportivo, simplemente dos botellas de agua a modo de mancuerna.  Además, he ido mejorado mi alimentación y he añadido a mis dietas una suplementación de calidad para mejorar mi sistema inmunológico.

Una vez he encontrado ese equilibrio en mi estado de cuarentena he empezado a disfrutar de momentos para leer, conversar con amigos y familiares e interesarme por diferentes temas entre lo cuales me ha llamado la atención uno en concreto, la reducción de la polución en todo el mundo por el parón que hemos vivido. 

Es curioso porque el 22 de Abril se celebró el 50 aniversario del Día de la Madre Tierra en un momento que nos deja entrever que un mundo más limpio es posible si todos juntos nos lo proponemos.

Quiero pensar que todos por nuestra cuenta hemos llegado a nuestras conclusiones, y que cuando volvamos a salir a la calle estemos más decididos que nunca para mejorar nuestras relaciones con las personas, ¡el trabajo y el planeta!

Evoluciona con Subaru
Remi Blanc (@riblanc)

Lo que tengo claro y me tranquiliza mucho es pensar que cuando el mundo se reorganice, las olas seguirán en el mismo sitio para recibirnos…

¡Mucho ánimo, lo estamos consiguiendo!

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