La decisión más valiente de Nerea Garmendia

El deporte siempre ha formado parte de mi vida. Es una vía de escape, de conexión con uno mismo, uno de los mejores aliados para mantener un perfecto equilibrio físico y mental. Cuando lo practico me siento bien.

Desde pequeña he practicado varias disciplinas, desde atletismo, pasando por el tenis, o incluso spinning. La natación también ha estado muy presente en mi vida, tanto por hobby como por necesidad, para reforzar mi espalda. Aunque no he sido muy constante, todas esas disciplinas, que me han dado momentos inolvidables, siempre eran bienvenidas.

 

Llevo un tiempo… demasiado tiempo, en el que me he dedicado mucho al trabajo y nada a mi segunda pasión, el deporte. Por eso, ahora, estoy decidida… ¿Qué mejor que volver a retomar una costumbre que a la vez te apasiona? ¿Por qué no hacerlo a lo grande? Me planteé un nuevo reto. Después de más de 8 años sin practicar deporte, me he puesto las pilas con todas las ganas y motivación del mundo.

Yo soy de sembrar, regar, mimar y recoger. De apostar por nuevos proyectos, por nuevas experiencias. Esas que suman y te hacen crecer. Aprender de lo bueno y lo malo. De lo fácil y lo difícil… ¡tengo energías renovadas!

A mí los retos me encantan, y sentía que tenía una asignatura pendiente… Por eso me propuse hacer el Duatlón de Subaru. Una carrera de 10 kilómetros en bicicleta y 6 más corriendo. Para mí una locura, pero una auténtica OffRoader como yo no se detiene ante nada y se prepara para cada etapa de su vida. Y eso es lo que hice. Tomar conciencia de esa decisión valiente.

Me he pasado entrenando todo el verano. Después de tantos años sin hacer ejercicio asiduamente he tenido que empezar de forma moderada, acondicionando mi cuerpo con un periodo de adaptación de dos semanas. Después fui añadiendo poco a poco ejercicios más complejos para coger fondo y afrontar el Duatlón de Subaru preparada y dispuesta para superarme a mí misma. Pero sobre todo para disfrutar de la experiencia. Es lo más importante, disfrutar del camino.

No solo me he entrenado físicamente, sino que me puse una alimentación sana y que me diese fuerzas para combatir el ejercicio duro que requiere esta prueba.

Reconozco que tuve ciertas dudas ¿realmente estaba preparada para realizar la prueba? ¿había merecido la pena tanto esfuerzo? En pocos segundos me deshice de todos los pensamientos negativos. ¡Por supuesto que estaba preparada!

Y llegó el gran día. Ver a toda la gente calentando y mentalizándose para la prueba me ayudó a concentrarme y a sentir esos benditos nervios previos a la salida que no tenía desde hace muchos años.

Los primeros 4 km me resultaron sorprendentemente sencillos. Intentaba avanzar sin fijarme en los carteles de distancia, no quería ser consciente de cuanto me quedaba para el siguiente punto, hasta que en un despiste observé que todavía faltaban 6 km de bici… muchos más de los que me esperaba. En ese momento recordé aquel verano, pedaleando en el Camino de Santiago con mis amigos de spinning. Prometo que ese recuerdo me ayudó a continuar ese último tramo.

Todavía no visualizaba la meta, pero los gritos de la gente me hacían saber que estaba muy cerca del final. Y allí estaba, por fin, esa alfombra azul que indicaba el final del camino.

¡Lo he hecho! ¡lo he conseguido! me sentía plena, llena y también súper cansada pero no importaba. Las grandes metas se consiguen con pequeñas etapas, y yo estoy orgullosa de haberlo conseguido. Gracias Subaru.

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