¿Cómo se podrían mejorar las carreteras secundarias?

Las carreteras secundarias son el nuevo caballo de batalla de la DGT, junto con los controles de drogas y alcohol, y la velocidad máxima en las autovías y autopistas. Si examinamos los datos de siniestralidad en conjunto, vemos cómo las carreteras secundarias aglutinan un buen número de incidentes que, de forma bastante segura, sería posible evitar con algunas medidas de seguridad. Sin embargo, lo que en la teoría nos va a parecer muy evidente, a la hora de llevarlo a la práctica se ve cómo las medidas «milagrosas» conllevan dificultades: ¿es siempre la solución bajar la velocidad máxima en carretera?

La velocidad máxima permitida es la punta del iceberg de las soluciones

Las soluciones posibles para minimizar las víctimas en esas carreteras secundarias son muchas, a pesar de que la mayor repercusión mediática se pone en la velocidad máxima permitida. Esto es muy evidente si nos damos un paseo por algunos tramos de carretera secundaria, donde se observa un firme irregular, señales tapadas por vegetación, o tramos con visibilidad bastante limitada por las frecuentes nieblas, por cambios de rasante… Incluso todos conocemos muchos tramos con alto riesgo de ser invadidos por un animal salvaje, sobre todo en horario nocturno.

La velocidad no es el problema en esos casos, porque cuando uno se encuentra un firme en mal estado no piensa en alcanzar los 90 o 100 km/h límite en las carreteras secundarias, sino que con el sentido común que todos tenemos, bajamos la velocidad instintivamente, a la defensiva por lo que pueda pasar. Sin embargo, a veces no es suficiente, sobre todo en tramos especialmente rotos, descuidados o cuando el firme está húmedo, o mojado. Un tramo de carretera en malas condiciones puede esconder charcos de importancia, e incluso los pequeños socavones quedan enmascarados por la superficie del agua que contienen.

En el caso de los animales salvajes, la falta de la contención adecuada para evitar las incursiones es la mayor fuente de riesgos. La velocidad influye en la capacidad de reacción que tenemos, como es obvio, pero la velocidad que llevemos no es causa de que los animales irrumpan en la carretera, mientras que en el caso del firme en mal estado sí existe relación de causalidad.

La solución al problema de las carreteras secundarias es complejo, pero pasa por una fuerte inversión en mejorar las infraestructuras; mantener el firme en condiciones; establecer separaciones físicas entre carriles, algo muy complejo a menos que se construyan carreteras de 2+1 carriles, como en Suecia; mantener aislada la carretera de la presencia de animales sueltos; adecuación o construcción de arcenes… Junto a todo esto, todos los conductores formamos parte de la solución, al anteponer nuestra seguridad a la velocidad.

Foto | srgpicker

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