Las distracciones al volante son culpa nuestra


Me toca hoy poner el chip de crítica abierta y afirmar que, frente al enfoque popular de que las distracciones en carretera se deben a los aparatos que tenemos al alcance de la mano o a «otros motivos», lo cierto es que todos somos culpables de distraernos al volante. Es decir, en último caso somos nosotros los que llevamos el móvil con sonido en lugar de apagado o en modo silencio; somos nosotros los que desviamos la vista para ver quién llama, o que sacamos una mano del volante para coger el aparato; somos quiénes decidimos trastear en el aparato de radio mientras circulamos.

Las distracciones son causa de muchos accidentes de tráfico a día de hoy, pero las distracciones se producen porque estamos cansados, porque estamos a otra cosa que no sea conducir y porque dejamos que otras cosas nos absorban la atención necesaria.

Pero, ¿por qué nos permitimos esas distracciones? Para alguna gente es imposible estar incomunicada del mundo mientras está conduciendo. Es un vicio (en mi opinión) el estar permanentemente al tanto de cualquier llamada o mensaje que recibamos en nuestro teléfono móvil, porque si realmente fuese algo de importancia capital estoy seguro de que existen alternativas para cualquier viaje. Por ejemplo el tren.

En otro caso no querremos pedir paz y armonía dentro del coche por no molestar a los demás pasajeros, caso de un viaje de placer en donde todo el mundo habla además de escucharse de fondo la radio o una canción de moda. O cuando nos señalan «eso tan curioso ahí a la derecha», a veces no queremos parecer desagradables y no somos capaces de pedir por favor que no se nos distraiga de lo que hacemos.

Me refiero precisamente a eso cuando digo que las distracciones al volante son por nuestra culpa en la mayoría de las ocasiones, y que somos nosotros los que tenemos la llave para acabar con ellas. Apagar el móvil no es necesario, basta con ponerlo en silencio y además es recomendable dejarlo encendido por precaución ante una emergencia en carretera; pedir orden y tranquilidad a los pasajeros es sencillo porque para eso son amigos, familiares… Estar a lo que estamos al volante es nuestra tarea y responsabilidad. Y más ahora en períodos vacacionales, ¿por qué pensar en otra cosa que no sea el viaje en sí mismo?

Foto | Lord Jim

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