La visibilidad, elemento de seguridad clave para los ciclistas

Ver y ser vistos es importantísimo si somos ciclistas. Nos va la vida en ello, sin ánimo de hacer un drama de la actividad ciclista, pero cuando uno se lanza a la carretera con la bicicleta ha de saber que, en caso de colisión, lamentablemente lleva todas las de perder. Y por eso aquella frase de «ver y ser vistos» cobra tanta importancia: debemos mostrarnos claramente, pero iremos protegidos también si somos capaces de ver detrás nuestro sin tener que girar nuestro cuerpo sobre el sillín.

Hace poco hablamos sobre el respeto y la convivencia que deberían mantener ciclistas y conductores, en general, de vehículos a motor. Hoy nos vamos a encargar de algo también muy importante como es la visibilidad del ciclista, tanto activa como pasiva. Y para ejemplificar ambas cosas, podemos decir que la visibilidad pasiva como ciclistas es «cuando nos ven», y la visibilidad activa es «cuando nosotros vemos».

Para ser vistos lo tenemos relativamente sencillo. Es bueno llevar elementos reflectantes (en realidad es obligatorio de noche o cuando hay poca visibilidad, y es muy recomendable llevarlos a cualquier hora del día), y esos elementos pueden estar en la bicicleta en forma de catadióptricos, o en nuestra vestimenta. Sea como sea es recomendable vestir con colores claros y llevar bandas reflectantes, y por supuesto lo contrario no está recomendado: colores oscuros en la ropa.

Las luces son un mecanismo de seguridad extra, primero porque si se nos pone el sol en ruta podremos ver perfectamente por dónde pisamos, y segundo porque es otra forma de que nos vean los coches. En estos casos, para circular de noche es bueno montar luces delante y detrás, para ver bien al frente, y que nos detecten los coches que nos den alcance.

Es recomendable, también, tener sentido común y no aventurarse por sendas peligrosas cuando haya mala visibilidad, al igual que no es muy seguro meterse en una carretera transitada, pero sin arcén y con un solo carril por sentido, cuando se pone el sol. Quizás esto suene un poco a moralina, pero no podemos pedir máxima seguridad para nosotros como ciclistas cuando no ponemos cuidado en elegir bien nuestro camino cuando hay poca visibilidad, o hacerlo sin tener la certeza de que podemos ser vistos con facilidad a una buena distancia.

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