Qué se hace con un Forester. 5. ¡En tierra!

Forester sobre tierra
La verdad es que lo que más me ha sorprendido del nuevo Forester son sus andares sobre pistas de tierra: si sobre el asfalto es más refinado y suave que su predecesor, sobre tierra estas virtudes se potencian.
La amortiguación se traga piedras y baches con estómago de hierro, lo que da pie a acelerar la marcha. Ya en las curvas, la nobleza de reacciones permite empezar a jugar moderadamente con los derrapajes, aunque el control de estabilidad los corta enseguida.

Pasan los kilómetros y nuestro cuerpo agradece enormemente tanta capacidad de absorción de irregularidades, pues el cansancio no es el propio del que conduce por terreno tan roto como el que he atravesado.

En definitiva, el chasis hace que los recorridos fuera de carretera sean particularmente confortables, y la efectividad del chasis es tremendamente elevada, lo que garantiza diversión a raudales, a pesar de que el tacto de las suspensiones no sea muy firme y los movimientos de la carrocería no estén contenidos tan como en un deportivo.
Una vez más, el Forester muestra una dinámica superior a la mayor parte de los 4×4, y debe compararse a los que son más deportivos que él. Pero estos no atraviesan la tierra como si pisasen una alfombra… como si hace el nuevo Subaru.
subaru Forester en tierra 2

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