Prueba: Subaru Legacy Outback, el todocamino. 3: Carretera y asfalto.

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El Legacy Outback es un modelo que, como ya hemos comentado, ha ganado en refinamiento frente a su predecesor. Y la mejor manera de palparlo es en marcha, así que vamos allá.

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Subaru es una marca en la que se decía que mandaban “los ingenieros”, no los ejecutivos. Quizá por ello motor y chasis son dos de sus puntos fuertes. Sobre el asfalto el tacto del Outback es suave y confortable, con lo que los largos viajes se hacen más cortos en su interior. Presenta poco ruido, tanto de marcha como aerodinámico –a pesar de sus grandes espejos retrovisores–, lo que colabora a hacernos sentir a gusto. Y cuando llegan las curvas demuestra la larga tradición de la firma japonesa en lograr que, con tanto confort, sus amortiguación logre elevadas dosis de precisión y agilidad. Este ajuste no es nada fácil de lograr. Las amortiguaciones suaves dan como resultado coches cómodos pero aburridos y poco ágiles. Las suspensiones deportivas aseguran mucha eficacia pero poco confort. El Outback logra acercar ambos términos y, con un tacto suave, entra y sale de las curvas con nobleza, pocos balanceos de la carrocería y maneras de coche deportivo, sin serlo. Enrique Ojeda, Campeón de España de Rallyes, tiene la misma opinión al respecto, como nos comentó en su día.
Para ello se ha recurrido a un esquema de suspensiones independiente en ambos ejes, al que hemos de sumar, como no, la tracción total permanente, que supone un plus de agarre en toda circunstancia.

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Campo a través
El Legacy Outback es el rey de las pistas de tierra: los coches convencionales no deben adentrarse en ellas (no sin tracción total y protecciones adecuadas, además de más altura al suelo, como posee nuestro protagonista), y los todoterrenos son más altos y pesados, y por tanto menos ágiles. El Outback es una delicia fuera del asfalto, y esa amortiguación suave que hace que viajemos con confort se “come” literalmente los baches y rajas haciendo de cualquier terreno roto una autopista. Sorprende en este sentido. Eso sí, la ausencia de reductoras y sus ruedas, 225/70 de 17 pulgadas de diámetro, pensadas para el asfalto, no aconsejan salir fuera de las pistas para hacer campo a través. Aun así, hemos desoído este consejo y hemos metido al Outback por todos los lugares que ves en las fotos (en blanco, en la presentación internacional en Alemania, en gris, nuestra unidad de pruebas). En ninguno hemos tenido el más mínimo problema.

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En definitiva, el Outback es un modelo muy polivalente, y demuestra sus capacidades tanto para llevarnos a la oficina como a la montería.

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