¿Por qué parece que conducimos en modo ‘piloto automático’?


Puede que os haya pasado alguna vez: salimos de casa, encendemos el coche, salimos del garaje, todo correcto y… ¡alehop! Ya estamos en el trabajo. ¿Cómo ha pasado esto? ¿Qué nos hemos perdido? La respuesta es que podemos haber conducido de forma automática, con el subconsciente tomando control de la situación- Y, si, la verdad es que puede ser peligroso. Pero ¿por qué sucede esto?

La respuesta está en nuestros hábitos. Es decir, igual que nadie piensa conscientemente en pisar el embrague, seleccionar la nueva marcha y desembragar, puede ocurrir que cuando llevamos una rutina diaria concreta de desplazamientos urbanos (de casa al trabajo y del trabajo a casa), llegue un momento en el que no necesitemos pensar para circular.


Este comportamiento tiene una serie de implicaciones, como por ejemplo un aumento de la actividad «extra», ajena a la conducción. Serían cosas como hablar por teléfono, toquetear veinte botones del coche mientras conducimos, hacer una excursión a Babia pensando vaya usted a saber en qué… Esa actividad extra puede generar distracciones, que pueden ir desde el inocente calado del coche, pasando por saltarse un ceda el paso o un semáforo en rojo (más grave), o incluso sufrir alguna suerte de colisión por alcance.

Pero esto, ¿es inevitable? Nada lo es. Seguramente habrá muchos ejercicios para conseguir mantener la concentración ante lo que viene siendo una rutina, pero un truco fácil y muy sencillo consiste en variar ligeramente el trayecto diario. Por ejemplo, podemos tener dos o tres alternativas («hoy voy por aquí») que consigan que mantengamos la mente fresca y atenta. Es algo serio, porque por mucho que nos lo propongamos conscientemente, acabamos sucumbiendo a la actividad de nuestro cerebro: si le damos algo en qué pensar, asumirá el control. Por eso, lo mejor es mantenerlo activo con los trayectos nuevos. ¿Qué os parece?

Foto | mermadon 1967

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