Aunque solemos hablar de seguridad vial aquí en Subaria, normalmente nos centramos en las novedades tecnológicas que nos protegen en el coche, tanto de forma activa como de forma pasiva. Pero, ¿qué pasa con los niños? ¿Cuántas veces hemos oído o incluso dicho que los niños son adultos en pequeñito que nos imitan porque somos sus máximos referentes? Me refiero a los padres, pero también hermanos mayores, tías, abuelas, primos…
Con la costumbre que tenemos en el mundo moderno para medirlo todo por notas, estudios, exámenes… se ha comprobado que solo 3 de cada 10 niños aprobarían un test básico de seguridad vial. ¿Qué es eso? Pues preguntas sobre cómo y por dónde cruzar la calle, cómo comportarse con la bicicleta, el significado de señales básicas… y ese tipo de preguntas no las aprueban los niños. ¿De quién es la culpa? Obviamente es de los padres, ¿de quién si no?
Nos debería preocupar que los niños nos imiten sin reflexionar en un primer momento, que influyamos de forma tan espectacular en el comportamiento de los críos y además, que esas «lecciones» se queden grabadas de por vida en las mentes de esos niños hoy, adultos mañana. Es la educación que podríamos llamar indirecta la que es más difícil de corregir en el futuro: cruzar con el semáforo en rojo o por lugares no establecidos para ello, no respetar las zonas de aparcamiento, no respetar peatones…
La educación vial es una tarea para todos, los adultos porque nos ayuda a no ponernos en peligro en la carretera y en la ciudad, y para los niños porque serán los futuros adultos. Deben saber desde pequeños que hay una responsabilidad inherente a nuestra condición de sociedad, que en la calle y la carretera hay normas que vienen a ayudarnos a mantenernos seguros nosotros, y nuestro entorno. Vale la pena esforzarse por asegurar a los niños de hoy que sean los adultos responsables del mañana, y solo nosotros podemos hacerlo.
Vía | Ponle freno
Foto | Javi sas