Mitos populares sobre el control de alcoholemia


Beber y conducir no es compatible. Son dos actividades que no se deben mezclar porque el alcohol en sangre, por poco que sea, merma nuestras capacidades y llega a hacer peligroso el hecho de ponerse al volante. Eso lo sabemos todos, pero en la práctica son muchos españoles los que cogen el volante tras haberse tomado unas copas, ya sean de cerveza, de vino, o de licores más fuertes.

Muchos españoles están convencidos de que son capaces de engañar al control de alcoholemia con trucos tan peregrinos como hacer ejercicio, chupar caramelos o mascar chicle, chupar monedas o baterías de litio. Efectivamente, te has quedado como yo: a cuadros.

El 66% de los conductores creen que están para recaudar

Dos tercios de los conductores están convencidos de que el control de alcoholemia tiene un afán puramente recaudatorio. Es la mentalidad de muchas personas, las mismas que no se paran a pensar en que es peligroso conducir bajo los efectos del alcohol, o que eso «le pasará a otro». Uno de los mitos más interesantes y absurdos es el de creerse por encima de los demás y pensar que todo el mundo está en contra de uno, pero la verdad es que los mitos más habituales son:

  • Chupar caramelos.
  • Mascar chicle.
  • Masticar granos de café, o beberlo.
  • Hacer ejercicio intenso para «sudarlo».
  • Esperar entre 1 y 2 horas después de beber para coger el coche.
  • Beber agua.
  • Dormir algo antes de ponerse a conducir.
  • Soplar mal, demasiado despacio, demasiado rápido,…
  • Beber aceite, o leche.
  • Masticar pasta de dientes.
  • Tomar almax.

El perfil del crédulo es un conductor joven (entre 15 y 29 años), que, además, utiliza herramientas tecnológicas (como Whatsapp, Internet o redes sociales) para evitar los controles de alcoholemia. Ahora veamos los trucos más peregrinos para «engañar» al alcoholímetro. En realidad, los únicos engañados son quienes intentan evitar que se detecte el nivel de alcohol en sangre.

  • Masticar césped
  • Lamer baterías de litio (móvil)
  • Chupar monedas
  • Poner la lengua en el paladar
  • Fumar
  • Cambiar el asiento al conductor
  • Chupar limón
  • Consumir drogas
  • Utilizar inhalador de asma
  • Intentar convencer al agente de que no ha bebido
  • Beber un refresco
  • Tomar sal y devolver
  • Masticar clorofila
  • Toser
  • Enjuagar la boca con Seven Up
  • Tener lesiones en el labio para no hacer la prueba
  • Orinar
  • Tapar la matricula
  • Tomar zumo
  • Beber clara huevos

Es curioso ver cómo la picaresca siempre supera al sentido común. No hay trucos que valgan para engañar al alcoholímetro. Todo lo que te cuenten es falso, más que nada porque no tiene que ver con el olor del aliento, y además, comer o hacer ejercicio no eliminará inmediatamente el nivel de alcohol en sangre. Lo mejor que se puede hacer es no beber si vas a conducir. Y punto.

Vía | Línea Directa

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