Los neumáticos run flat son neumáticos especiales que permiten continuar la marcha bajo ciertas condiciones cuando pinchamos, de modo que podemos circular por nuestros propios medios hasta que podamos reparar o sustituir el neumático. No son neumáticos antipinchazos propiamente dichos, aunque se les conoce por ese nombre.
No lo son porque no están preparados para ello ni son autorreparables. Simplemente son neumáticos que, pinchados, mantienen la estructura con la consistencia suficiente como para poder circular durante un tiempo y distancia adicionales. Por eso, quizás, se les llama antipinchazos, porque un pinchazo no los inutiliza… pero hay que repararlos, claro.
El secreto de estos neumáticos runflat es que tienen los flancos y los hombros reforzados, formando una estructura denominada autoportante que consigue mantener la forma del neumático, aproximadamente, durante unos 80 a 250 km (dependiendo de la marca) a velocidades de unos 80 km/h. En caso de pinchazo, estos neumáticos nos permiten mantener el control y no desllantar, además de hacer posible circular hasta el taller más próximo.
Para montar neumáticos runflat hay que saber que necesitamos que la llanta sea especial, es decir, que esté adaptada para ese tipo de neumático. Si nuestro coche los trae de serie, perfecto, pero si no es así hemos de tenerlo en cuenta.
Los flancos y hombros reforzados ayudan a mantener la estructura del neumático, pero del mismo modo que lo soportan aun sin presión, también sufren calentamiento. Los neumáticos de este tipo están diseñados para soportar temperaturas más altas de lo normal, de forma que sea posible esa circulación.
¿Pegas? Las tienen, como todo: pesan más y son menos eficientes en consumo de combustible; puede que tengas que cambiar de llantas; cuestan algo más de dinero, algo que parece obvio dada la tecnología que incorporan. Las ventajas, por otro lado, también son bastante directas: no tendremos reventones, o al menos no con las consecuencias imprevisibles de los neumáticos convencionales; nos olvidamos de la rueda de repuesto, la galleta o el kit antipinchazos.
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