El Impreza STi y Enrique Ojeda hacia Nurburgring. Capítulo 1: Iniciamos el viaje.

Comienza el gran viaje del Impreza WRX STi. Nada más verlo se me escapa una sonrisa. Es por sus amplias tomas de aire, en el capot y en la defensa, los grandes pasos de rueda o las sombras de los reposacabezas que veo a través del parabrisas mientras camino hacia él, propios de un bacquet de competición. Todo ello me recuerda las maravillas de que es capaz sobre el asfalto.

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Nos disponemos a ponerlo a prueba en dos lugares perfectos para ello: el circuito alemán de Nurburgring y los tramos del Rallye de Montecarlo. Dos contextos altamente exigentes. Antes de subir vuelvo a echar una ojeada a los grandes frenos que dejan ver las llantas de 18 pulgadas con las siglas STi en inconfundible color cereza. Vamos a hacerlos trabajar de lo lindo.

Todo comienza en Tarragona, donde nos han enviado el STi. Hace calor, el verano parece querer alargarse. Enrique enciende el motor boxer de 2.5 litros y 300 caballos de potencia y, rugiendo suavemente, el coche avanza hacia la autopista en dirección a Francia mientras el aire acondicionado seca la gran humedad del ambiente y nos regala un poco de frescor. Tenemos por delante unos 1.400 kilómetros de distancia hasta nuestro primer objetivo, el circuito de Nurburgring.

Quique y yo apenas nos conocemos. Pero entre amantes del automovilismo no hacen falta muchas confianzas para romper el hielo. Mientras pasan las horas y nos alternamos al volante charlamos de carreras, de nuestros coches preferidos, entre los que se encuentra el que conducimos, de que los checos son tan aficionados a los rallyes que le reconocen allí por las calles todavía más que en España desde que ganó el campeonato IRC, y de que le encanta pilotar sobre todo en tramos revirados tirando a rápidos. Le cuento que mi padre puntuó en el Mundial de Rallyes en los 80 y que, aunque de forma más modesta, yo también he participado en competición.

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El límite de velocidad de las autopistas francesas es de 130 kilómetros por hora, un poco más que aquí, 110 solamente si llueve. Tras una maratoniana jornada de conducción, paramos para descansar en el sur de Holanda.

La primera prueba la ha pasado el Impreza con nota y ni nos hemos dado cuenta. Lo hacemos cuando planeamos los últimos detalles durante la cena. Ya no queda mucho para Nurburgring, queremos llegar allí descansados al día siguiente. Y la verdad es que lo estamos. El Impreza STi, a pesar de su agresividad, nos ha traído con un confort destacable para su talante deportivo. No nos duelen los riñones ni estamos abotargados por tantos kilómetros, como sería fácil que ocurriese con modelos tan ágiles y potentes como este. “Sorprende como Subaru consigue hacer suspensiones tan eficaces sin que dejen de ser confortables”, me comenta Quique. Así que este es un coche que sirve para el día a día, que no estresa, que puede ser el único que haya en la casa. No tiene la suavidad de un Legacy, pero no es incómodo. Perfecto.

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Sabemos que el horario para rodar en Nurburgring es de 17:15 a 19:15. Tras descansar como benditos, reiniciamos la marcha temprano al día siguiente.

Próximo capítulo:
El ambiente en el Nurburgring Nordschleife

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