Cómo mejorar la convivencia entre bicicletas y coches


Conductores y ciclistas conviven en las carreteras y en las ciudades, pero a la vista de los datos de siniestralidad está claro que en lo que respecta a la convivencia pacífica entre ambas partes todavía nos queda un trecho por recorrer. La clave por la que se solucionarían la mayor parte de los problemas pasa por el respeto mutuo y absoluto. Solo eso podría evitar la mayor parte de los accidentes entre coches y bicicletas.

El respeto mutuo significa que el conductor (me refiero al de coche) tiene consciencia del ciclista, y que éste sabe perfectamente las normas de circulación y de convivencia. Es curioso porque aunque todos tenemos muy claro que nos sabemos perfectamente el código de circulación, eso no es tan cierto. Y si no, mirad esto.

Ante ese tweet de la Guardia Civil se pueden leer decenas de reacciones, a cada cual más curiosa. Desde la típica que dice que directamente eso es mentira, pasando por la que saca el caso particular («¿y si va un solo ciclista?»), la que mezcla ajos con cebollas («¿También se pueden saltar semáforos en rojo?») y se demuestra que hay poco desconocimiento del código, o bien poca comprensión lectora.

La realidad es que el código de circulación asume a un grupo de ciclistas que circulan juntos como a un todo: un único vehículo. Por tanto, si el grupo ciclista ha entrado en una rotonda respetando las normas de preferencia de paso, es de recibo que el resto de conductores se den cuenta de que estamos ante un solo vehículo y, por tanto, les dejen paso. ¿Apostáis a que eso sería lo que sucedería en alguna rotonda de vuestra población actual?

El respeto y la observación de todas las normas son vitales para que la convivencia sea posible, y sobre todo que sea agradable. Hay que saber, si somos ciclistas, que debemos respetar todas las señales y seguir al pie de la letra las normas de circulación, igual que si conducimos cualquier otro vehículo. Y como conductores debemos saber que los ciclistas tienen un espacio vital alrededor que no deberíamos invadir, que son personas moviendo máquinas y no al revés (y por tanto tienen limitaciones), y en general, todos debemos saber que los demás no están para «fastidiar», sino para circular.

Si empezamos teniendo esto claro, la solución al problema estará más cerca que nunca.

Foto | palabrista

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