Cómo cuidar la válvula EGR de tu coche

Hay una avería que se puede dar en coches diésel y que tiene que ver con la manera en que los utilizamos. Se trata de una avería en la válvula EGR, y que se da en coches que se utilizan casi exclusivamente en entorno urbano, a bajas velocidades y con pocas posibilidades de mantener un régimen de revolución alto durante un período razonable de tiempo.

La válvula EGR se utiliza para facilitar la recirculación de los gases del escape a la cámara de combustión, y disminuir así las emisiones de óxidos de nitrógeno (en general, NOx). En los motores diésel en especial, la válvula puede provocar fallos de rendimiento en el motor si se ensucia acumulando mucha carbonilla. La acumulación excesiva de carbonilla se da porque no se imprime la suficiente presión a su través, y no se «limpia automáticamente » con el uso.

Esta avería es la causa de un 15% de reparaciones en taller de vehículos en garantía, un dato que no hace sino confirmar que se trata de algo muy común y asociado al tipo de conducción que practicamos como conductores. Lo bueno es que al saber cómo se puede prevenir cualquier avería común en la EGR, podemos tomar cartas en el asunto. Hay una serie de síntomas típicos que deberían alertarnos de una posible avería, o de que está cerca:

  1. Algo falla en el arranque.
  2. El motor da tirones.
  3. Consumimos más combustible del habitual.
  4. Notamos una suerte de agarrotamientos mecánicos.
  5. El motor se «ahoga».
  6. Observamos exceso de humos.
  7. Nos falta potencia y no sabemos por qué.

Ante esto, lo más probable es que haya exceso de carbonilla y suciedad en la válvula y haya que limpiarla. También puede que haya que sustituir la válvula, pero primero habría que comprobar el tema de la suciedad y darle solución, siempre acudiendo a un taller de confianza o al servicio oficial, donde nos aconsejarán lo mejor. ¿Se puede prevenir esta acumulación de suciedad? Sí.

Para ello basta con circular cada cierto tiempo, de vez en cuando, unos minutos con las revoluciones más altas de lo normal. Si utilizamos habitualmente el coche en autovía o autopista estaremos «vacunándolo» ante este problema porque mantendremos altas velocidades y un régimen lo suficientemente alto como para que la recirculación tenga buena presión y se elimine la suciedad fácilmente.

Si no es habitual, podemos hacer una «cura» cada cierto tiempo, cada dos o tres semanas, por ejemplo: circular unos 10 minutos a 110 o 120 km/h una marcha por debajo de lo habitual. Esto es, si lo hacemos en quinta, pasemos a cuarta; si lo hacemos en sexta, pasemos a quinta. La idea es circular a unas 3.000 o 3.500 rpm durante esos diez minutos. Lo que aumentamos ahí el consumo, lo invertimos en la limpieza de la zona crítica y nuestro motor lo agradecerá a largo plazo.

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