Higashiyama, uno de los barrios con más encanto de Kioto

Kioto, la antigua capital imperial del Japón, es uno de los destinos preferidos por los turistas, probablemente porque en ella todavía se respira ese aire del pasado con gente que todavía lleva el tradicional kimono, donde encontramos antiguas casas de madera y rickshaw entre estrechas callejuelas.

Y si bien es cierto que podemos encontrar este ambiente en muchísimos más zonas de la ciudad, el barrio de Higashiyama es uno de los más populares entre los turistas. Posiblemente porque es el más cercano al templo Kiyomizudera, uno de los grandes templos de la ciudad de Kioto y que ningún turista que visite esta ciudad debería perderse.

 

Tal y como indica su nombre (higashi significa este y yama, monte o montaña), el barrio de Higashiyama se encuentra al este, a los pies de las montañas más orientales de Kioto y es uno de los distritos históricos mejor conservados de la ciudad.

De hecho, el paseo a pie entre el santuario Yasaka, cerca del famoso barrio de geishas de Gion y el ya mencionado templo Kiyomizudera es uno de los más populares entre los turistas, pues está repleto de estrechas callejuelas adoquinadas, edificios históricos de madera y muchas tiendas de artesanía y recuerdos, así como restaurantes y cafeterías con encanto que nos trasladan al Japón de antaño. Destacan especialmente dos cuestas con un atractivo singular: la cuesta Ninenzaka y la cuesta Sannenzaka, aunque muchas de las callejuelas perpendiculares tienen también un encanto especial.

Si bien es un paseo de poco más de dos kilómetros, podemos estar horas y horas andando por Higashiyama, revisando los artículos hechos con un tipo de cerámica especial de la zona (cerámica Kiyomizu-yaki), tomando té verde con dulces japoneses hechos con mochi o pasta de arroz glutinoso, refrescándonos en verano con encurtidos típicos de Kioto, etc.

 

Pasear por Higashiyama es casi obligado para cualquiera que visite Kioto y es especialmente recomendable al caer la tarde durante el mes de marzo, momento en que el barrio se ilumina con decenas de farolillos especiales que añaden romanticismo a la preciosa atmósfera del barrio.

¡Muy recomendable!

 

Fotos de Luis Rodríguez y Laura Tomàs

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