Hemos hablado un par de veces ya sobre la ruta Quetzal, que patrocina Subaru España y ahora vamos a contaros los lugares por los que ha pasado la ruta en su contacto con la Península Ibérica. Empezamos nuestro periplo por el norte, en Asturias y más concretamente en Avilés. La visita de la Ruta Quetzal al Centro Niemeyer es el inicio de nuestro recorrido ibérico, que pasamos a ofreceros.
Como siempre, los propios chicos y chicas embarcados en esta aventura nos van contando sus peripecias y todo lo que rodea a esta experiencia sin igual, y hoy les vamos a dar la voz para que nos cuenten esas impresiones y los sentimientos que experimentan al pasar por las localidades del programa, y asistir a los actos previstos. Empezamos en Cangas de Onís:
Cruzamos después la ría por uno de sus puentes para visitar a pie el centro histórico de Avilés. Nos sorprendió lo bien que está cuidado y el ambiente tan alegre que se respira en sus calles. Fue una visita rápida, de apenas una hora, en la que vimos hermosas iglesias y coquetos edificios. Y es que nos esperaba nuestro queridísimo buque anfibio Castilla, donde nuestra atenta tripulación nos esperaba con los brazos abiertos tras dos días durmiendo en el campamento. Una vez más la tripulación de la Armada Española hizo gala de su elegancia y nos brindó una cariñosa bienvenida y una estupenda cena. Una de nuestras redactoras, Marina, colaboró en las tareas de la cocina junto a los miembros de la tripulación y pudo dar fe de lo mucho que trabajan para tenerlo todo siempre a punto para nosotros.
El día de la Virgen del Carmen fue especial. La Virgen del Carmen es la patrona de la Armada, y como tal fecha es muy señalada, los participantes en la Ruta Quetzal asistieron a los actos como la Misa de apertura y la jura de bandera, y tuvieron la fortuna de conocer a los Príncipes de Asturias e incluso hacerse una foto de grupo con ellos. Y lo mejor les esperaba en el buque Castilla, y así nos lo cuentan:
Al llegar retomamos los talleres a bordo. Esta vez aprendimos a hacer nudos
marineros, realizamos una práctica en la que simulamos un ataque al buque y simulamos una guerra biológica. Posteriormente nos dijeron que la siguiente práctica era en traje de baño así que todos muy extrañados e incluso con algunos contrariados, nos cambiamos y fuimos al hangar del barco. No es explicable nuestra sorpresa cuando al llegar nos empaparon a todos con espuma.
La siguiente etapa sería Lisboa, así que se puso rumbo a la capital portuguesa y los chicos y chicas se despertaron en medio del Atlántico a mitad de travesía. La parada en Lisboa tiene además una componente nostálgica para los integrantes del grupo porque se acerca el momento de decir adiós a la experiencia y al buque Castilla. Porque se le coge cariño, como es normal. El día sería emocionante y divertido, dejamos que ellos mismos nos lo cuenten:
hemos desembarcado y tomado el autobús en dirección al Museo de Fado
donde hemos visto obras de arte contemporáneo del que cada vez sabemos más. Nuestros guías nos han explicado muchas cosas acerca de la historia de la ciudad. Han resaltado mucho el papel de Portugal en la navegación y en buena parte de los descubrimientos en América. En torno a la destacada contribución de Portugal en estos temas también nos insistirá mucho por la tarde Miguel de la Quadra-Salcedo en la recepción de la Embajada Española de la que posteriormente daremos cuenta.
Y con esto finaliza la crónica de las peripecias de los ruteros 2011, sin duda una experiencia magnífica, única, aprendiendo un montón de cosas y viviendo la camaradería y los buenos y malos momentos en grupo, como compañeros de ruta. ¡Esperamos que os haya gustado!
