Obon, la festividad japonesa de los espíritus

Una de las celebraciones más importantes del calendario japonés es el Obon (お盆), una festividad budista en recuerdo a los espíritus de los fallecidos, con cierto parecido con el día de todos los santos o el día de difuntos. Pero como veréis, aunque en todas estas celebraciones se recuerda a los fallecidos, el Obon es especial.

Esto es así porque durante el Obon, que se celebra el 15 de agosto, se cree que los espíritus de los fallecidos pueden viajar hasta el mundo de los vivos para reunirse brevemente con sus familiares. Para ello, se encienden multitud de farolillos por las calles para guiar a los espíritus hacia sus respectivas casas y se realizan muchas ceremonias de recuerdo tanto en los templos como en los cementerios.

Durante el Obon, los japoneses viajan a sus ciudades y pueblos de origen para estar con la familia, recordar a los que ya no están y hacen ofrendas de comida en los altares budistas, especialmente de aquellos platos o ingredientes preferidos por sus familiares fallecidos, además de limpiar las tumbas de sus familiares, ofrecer incienso, etc. En los altares suelen colocarse, además, un pepino y una berenjena decoradas como un caballo y un buey, que simbolizan los animales que ayudarán a nuestros familiares a ir y venir del mundo de los los muertos, tanto a los fallecidos recientemente como a los que ni siquiera llegamos a conocer pero que también pueden visitarnos.

Farolillos de Obon en el cementerio Higashi Otani de Kioto (imagen de Luis Rodríguez)

Pero los fallecidos, realmente, sólo pueden estar con sus familiares durante una breve noche. Puede parecer poco pero ellos pertenecen ya al mundo de los muertos. Es por eso que, aunque se le das la bienvenida cada año, la celebración del Obon implica también la despedida. Por eso, durante el Obon se baila el Bon Odori o ‘danza de obon’, un baile tradicional que se originó para animar tanto a los espíritus a volver al mundo de los muertos como a los vivos a aceptar sin tristeza la partida de sus seres queridos.

En el Bon Odori los japoneses bailan animadamente alrededor de una especie de escenario donde suenan tambores taiko y flautas hasta bien entrada la noche. Hay bailes del Obon en cualquier barrio o ciudad del país, aunque esta tradición ha saltado fronteras ya y podemos encontrar bailes del Obon en muchos otros lugares, como por ejemplo en Madrid, donde todos los años la comunidad japonesa y española viste sus yukata y baila al ritmo de la música bon.

Bailes del Bon Odori en Madrid (imagen de Luis Rodríguez)

Finalmente, el día 16 al anochecer los espíritus deben volver al mundo de los muertos. Para guiarlos en su camino, se vuelven a encender farolillos que se echan a flotar en ríos en dirección al mar en una preciosa y emotiva ceremonia llamada Toro Nagashi. Familiares y amigos decoran y encienden farolillos de papel y con delicadeza los echan al río para guiar a los espíritus de vuelta a su mundo. Es una ceremonia preciosa que se celebra en muchas ciudades y pueblos de Japón, aunque quizá el toro nagashi más conocido de todos sea el de Hiroshima, por su ubicación justo enfrente de la cúpula de la bomba atómica y su historia reciente, más emocionante aquí si cabe, ya que aquí prácticamente toda la ciudad coloca estos farolillos de colores en el río y se realiza en la noche del 6 de agosto, por su especial significado al ser el aniversario de la explosión de la bomba atómica.

Toro Nagashi en Hiroshima (imagen de Luis Rodríguez)

Y aunque no sea un festival toro nagashi, quizá uno de los festivales de Obon más conocidos de todo Japón sea el Gozan no Okuribi de Kioto, durante el cual se encienden cinco fuegos en cinco laderas de las colinas que rodean la ciudad para despedirnos de los espíritus y, de nuevo, guiarlos hacia su mundo.

Sin duda un festival espectacular que pone punto y final a una de las celebraciones más especiales del calendario japonés aunque cuidado, si viajáis a Japón en estas fechas, los trenes pueden ir mucho más llenos de lo normal.

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